jueves, 24 de mayo de 2012

VASECTOMÍA TELEVISADA




Conozco a personas que matan por ver un partido de fútbol
[el que sea].
También, a profetas que llevan un árbol colgado del culo,  
los mismos que saben que ser un imbécil te asigna 
un empleo de jornada partida,
y que ser un inculto, 
de esos que tocan en bares y estudian la constitución, 
es lo más malo que puede un país escupirte a la cara. 


Conozco a mujeres que salen de noche
[y solo si es verano], 
que salen como putas, 
persiguiendo sobacos peludos 
que exhibir por las charcas de Murcia, 
y que luego, 
echadas a la cama, 
se frotan sus coños buscando el consuelo de ser una niña.  


Conozco también a gigantes que saben que ser una hormiga 
es lo mismo que ser como un dios, 
pero esos no salen en los telediarios. 


Y conozco a los niños que llevan fusiles de barro 
y que dicen que siempre mañana si tú les preguntas 
si han visto llorar a un amigo


Supongo 
que algo me ha escupido 
el semen a la cara 
        [me gusta pensar que es el tiempo],
y por eso prefiero que cabezas  
luminosas me digan qué comer, 
que zapatos vestir, 
que mujeres llevarme a la boca. 


Y sí, 
reconozco haber sido otras veces la misma persona, 
la misma simpleza de ver en las bragas del mundo 
la cuna de todas las cosas. 


Y supongo también que vamos como ciegos
[también nos reímos a ciegas,
                       a veces],
por el mismo motivo que jóvenes viudos 
se follan con ojos de pobre, 
si es sábado por la noche y los padres
se han ido de fin de semana. 


Por eso me asombra que niños desnudos
vistan las ventanas de los edificios
[con miles de millones de kilómetros de papel higiénico, 
y de una marca barata],   
y que digan colgados  de una lavadora:
por algo mis padres quisieron que no me importara 
la vida.






*Accésit IX premio de poesía Universidad de Murcia. 
**Cuadro de cabecera, autorretrato de Ramón Palmeral. 

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